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La enfermería no es partería
La OMS declaró el año 2020 como el Año Internacional de la Enfermera y de la Matrona (título oficial). El como se llaman las parteras en cada país es otra discusión y como yo escribo desde México y me leen en toda Latinoamérica, quiero empezar diciendo que partera, matrona, comadrona es (más o menitos) lo mismo.

Ahora, no solo usamos diferentes nombres en diferentes países para decir partera (= mujeres que acompañamos la salud sexual y reproductiva de otras mujeres), sino que además el gobierno mexicano tiende a decir partera profesional cuando en realidad quiere decir enfermera obstétrica. Publicaciones de la ONU dicen "partera calificada" cuando en realidad quieren decir "enfermera". En Argentina dicen partera cuando el título dice obstétrica y la práctica es muy medicalizada. En muchos textos partera y enfermera (obstétrica) se intercambia libremente.
Uno de los anuncios de que el año 2020 sería el Año de la Enfermera y de la Matrona dice "El 1 de enero de 2020 dará inicio el Año Internacional del Personal de Enfermería y Partería, que busca reconocer la función crucial de estOs (sic! Mayúsculas mías) profesionales en la prestación de cuidados sanitarios y destacar el alarmante déficit mundial de tan indispensables profesionales de la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) proclamó el año justamente para 2020 porque marcará el bicentenario del nacimiento de Florence Nightingale, la fundadora de la enfermería moderna."
Como verán, menciona la partería pero conmemora este año por el nacimiento de una enfermera y creo crucial hablar de y desenmarañar un poco este tema. Hablar de la mezcla semántica entre parteras y enfermeras y la discusión de si es lo mismo o no o tal vez. Esa mezcla a veces se hace a propósito, a veces es genuina confusión, a veces un poco de ambas.
Háganse un té/café, ábranse una cerveza o sírvanse la bebida de su preferencia y sigan leyendo.
Aquí no se trata de discriminar a las enfermeras o decir que las parteras son mejores o más importantes. De lo que sí se trata es aclarar de qué va cada profesión, definir que no son la misma y hacer un recorrido histórico para entender qué lugar tiene cada una hoy en día en un modelo de salud patriarcal y misógino (y capitalista y racista, verdad?).
Me parece fantástico que a nivel internacional se hable de las dos profesiones, de su importancia y se busca (por lo menos en palabras) fortalecerlas para hacer una diferencia en la vida de las mujeres (y sus bebés) peeeeero también me parecería fantástico si habláramos de su significado político porque todo en la vida es político y no hay manera de sacar la política de la vida y las dinámicas cotidianas. Solo de ignorarla.
Hay mucho que reflexionar aquí, empezando por las posiciones que cada profesión tiene en este sistema médico. La partera es una profesional autónoma que existe (idealmente) dentro de una red de profesionales pero toma decisiones clínicas independientes. Ella existe por y para las mujeres. Ella colabora con pero no subordinada a otras personas. La enfermera existe en función del/a médico/a.
Para que tengamos un piso común, les busqué en google la palabra enfermera: "Persona que tiene por oficio asistir o atender a enfermos, heridos o lesionados bajo las prescripciones de un médico, o ayudar al médico o cirujano"(cursivas mías). Noten que enfermera está en femenino, la enfermera es mujer porque las mujeres en esta sociedad asisten, ayudan, cuidan, apoyan porque después de todo, este es su rol, ¿no? Médico está en masculino igual que cirujano. Ajá! La búsqueda de partera nos dice "Persona que tiene por oficio asistir a la mujer en el parto; antiguamente, este oficio era ejercido solo por mujeres basándose en la experiencia tradicional y actualmente requiere titulación específica". Esas definiciones nada exhaustivas (aclaro para que no peguen el grito en el cielo de que me baso en google) pero rápidamente disponibles ya demuestran la visión de las dos profesiones que popularmente se tiene - e internet no es sino una extensión del modelo de sociedad que tenemos.
Mirando la historia en el mundo entero, las mujeres en general hemos tenido un papel dentro de la sanación, sobre todo para con otras mujeres: asistiendo en partos, en abortos, irregularidades menstruales, dolores, menopausia; en otras palabras, acompañando la salud sexual y reproductiva femenina (eso no quiere decir que no desempeñáramos otras funciones pero me voy a centrar aquí en estas). La misma historia nos cuenta que desde el sistema hegemónico (blanco, rico, católico y masculino) las mujeres y sobre todo las mujeres con conocimientos eran vistas como algo raro en el mejor de los casos y como amenaza en el peor. Cuatro siglos de caza de brujas y por lo menos 200 000 mujeres asesinadas (no existen cifras claras, pero les puedo pasar mi bibliografía si quieren leer más) nos dan evidencia suficiente como para entender que las mujeres, las parteras, las curanderas no eran (son) bienvenidas. Uno de los libros más importantes para la sistematización de la caza de brujas, el Malleus Maleficarum - el Martillo de las Brujas, dice que "cuando una mujer piensa sola, piensa mal", dejando en claro su desagrado con las mujeres independientes. Cabe recordar que la iglesia, quien orquestraba los asesinatos de esas mujeres durante siglos, percebía lo que ellas hacían como magia y no como medicina. Y la dicotomía de la época (¿solo de la época?) era magia - mala, medicina - buena. Por lo tanto, lo que aquellas mujeres hacían, era trabajo del demonio.
El ocaso de la caza de brujas coincide con el surgimiento de la medicina "moderna" y la entrada de los hombres a los procesos de salud de las mujeres - todo esto pasa en el siglo 18, sobre todo en Europa, desde donde, "gracias" a la colonización se expande hacia el mundo entero. El libro "Brujas, Parteras y Enfermeras" nos cuenta que "la profesión de enfermera no existía como ocupación remunerada, hubo que inventarla. A principios del siglo XIX, se denominaba "enfermera" simplemente a la mujer que por casualidad asistía a otra persona, ya fuera un niño enfermo o un pariente anciano. Había hospitales que contaban con sus propias enfermeras, pero los hospitales de aquella época tenían más bien la función de asilos para indigentes moribundos y los tratamientos que ofrecían eran meramente simbólicos." A la par, había una campaña activa que invitaba a las mujeres a ir al hospital a parir, a atenderse con médicos hombres y a no atenderse con parteras. El número de parteras y partos en casa empezó a bajar, el número de médicos, enfermeras, hospitales y partos en esos hospitales empezó a subir.
Si bien es cierto que tanto hoy en día como en los siglos de transición había parteras que eran enfermeras y enfermeras que ejercían como parteras, históricamente y filosóficamente son dos profesiones distintas.
En México hay un impulso de la partería llamada profesional desde hace más o menos unos 10 años pero en realidad, la profesión en la que se centran esos esfuerzos es la enfermería obstétrica. Si hay dos palabras diferentes, ¿por qué pretendemos que es la misma profesión? Recuerdo un foro organizado por una dependencia gubernamental donde hubo mucha discusión de como llamar a los (además siempre empleando el artículo masculino cuando más del 90% de la fuerza laboral tanto en enfermería como en partería somos mujeres y a título personal me parece ridículo hablar en masculino) profesionales con "competencias en partería". Yo levanté varias veces la mano, invitando a que nos llamáramos..... redoble de tambor ...... parteras! Y la mayoría de las presentes, enfermeras obstétricas, insistían mucho en que ellas no eran parteras, eran enfermeras con competencias en partería. Cosa que a mi me parece extraña porque en general cuando tienes competencia en algun quéhacer, tu profesión se llama igual que ese quéhacer. Nadie dice "tengo competencias en astrofísica pero no soy astrofísica".
De ese y muchos espacios más viene mi reflexión y mi necesidad de decir, comentar, aclarar, gritar y establecer que la partería y la enfermería no son lo mismo. Ni la enfermería obstétrica y la partería son lo mismo. La enfermería obstétrica se basa en la misma medicalización y patologización del parto y de los procesos femeninos en la que se basa también la ginecología y obstetricia. La partería se basa en la fisiología de los procesos y la individualidad de las mujeres. La obstetricia del sistema médico-hegemónico nunca ha conocido esa fisiología porque desde su principio sus intervenciones se basaron en supuestos sobre el cuerpo femenino, en creencias, en observaciones de mujeres fuera de un espacio que contribuyera a la cascada hormonal necesaria para un proceso fisiológico, en no escuchar a las mujeres y poco ha cambiado desde sus orígenes. Entonces ¿por qué ese afán en insistir que la enfermería obstétrica es partería? Que la partería profesional es partería? Por miedo a la partería que voy a englobar aquí como comunitaria, la partería en casa, la partería que pone a las mujeres en el centro de su quéhacer, el estado se ha inventado varias maneras de "partería" que son menos amenazantes, más fácilmente colocable dentro del sistema hegemónico y menos autónomas. La autonomía de las mujeres nunca ha gustado, como ya hemos visto. Entonces ha abierto escuelas de enfermería obstétrica y ha dado permiso para abrir escuelas de partería profesional que al final de cuentas tienen que cumplir con tantos requisitos del sistema que se alejan de la partería comunitaria.
Yo conozco a muchas parteras profesionales (con ese título), enfermeras obstétricas que son buenas, que son apasionadas, que les encanta su trabajo y las mujeres están contentas con su servicio. Yo no estoy cuestionando eso. Lo que estoy cuestionando es la definición de cada profesión y su marco teórico-filosófico que yo argumento que no es el mismo. Yo argumento que no se puede ejercer partería centrada en la mujer y en sus procesos fisiológicos dentro de un hospital, dentro de un sistema que no tiene tiempo para centrarse en las mujeres.
(Ahora lean este párrafo de nuevo antes de decir que yo digo que las enfermeras son malas. Read again, lisez encore une fois, leam de novo, lesen Sie noch einmal, enfin.)
Yo argumento que no se puede ejercer partería dentro un sistema al que no le importan un carajo las mujeres. ¿Por qué digo que no importan? Porque en México hay 10 feminicidios al día, una violación cada 15 minutos, 34 embarazos de niñas de 10 a 14 años cada día, las mujeres ganan un 16% menos que los hombres por el mismo trabajo, de cada 10 terratenientes, solo el 2.6% son mujeres y las cifras siguen. A nuestro sistema económico, social y de salud no le importan las mujeres. Entonces ejercer partería, respetar los tiempos de las mujeres, confiar en las mujeres, creerles a las mujeres, hablar con las mujeres, pedirles permiso a las mujeres antes de tocarlas (oh, novedad!), explicarles todo a las mujeres, creer en las decisiones de las mujeres, facilitar que las mujeres tomen decisiones, compartir con las mujeres, poner a las mujeres verdaderamente en el centro en un sistema que hace de todo para que nada de esto ocurra, es un reto y un acto de mucha fé y convicción. Es siempre remar a contracorriente, siempre contemplar todos los escenarios porque si algo sale "mal", te perjudica doblemente (eso será para otro artículo). Yo sé que hay muchas personas dentro de ese sistema, dentro de los hospitales que quieren cambiar cosas, que ejercen con amor y que buscan centrar su trabajo en las mujeres. Pero muchas veces los protocolos hospitalarios son más importantes que lo que una profesional de salud quiere. No hay tiempo de esperar la placenta más de 20 minutos porque hay que desocupar la sala de partos, aunque la médica quiera esperar. No hay tiempo de estar con la mujer 2 días en trabajo de parto porque no hay camas, aunque la ginecóloga quiera estar ahí. No hay tiempo para conversar con la mujer para conocerla bien y construir una relación de confianza mutua porque están esperando cinco más para que las vean en la siguiente hora, aunque a la enfermera le interese. No hay tiempo para las mujeres y sus procesos.
Mientras no reconozcamos las profundas diferencias filosóficas y éticas entre partería y enfermería, los esfuerzos nacionales e internacionales, los discursos, los millones invertidos serán acciones para tapar el sol con un dedo. Mientras no reconozcamos las razones históricas y sociales de por qué hay tanta traba para ejercer la partería comunitaria, la partería en casa, de por qué hay tanta traba para que las mujeres accedan a un parto en casa con partera, no habrá cambio transformativo posible. Mientras las mujeres en este sistema sigamos sin importar, todo se quedará en discursos.
Regresando al Año de la Enfermera y de la Matrona, gracias al cual empezó todo este alboroto escrito, para mi tendría mucho más sentido conmemorar estas dos profesiones por separado. Hay países donde antes de ser partera tienes que haber estudiado enfermería pero entonces la partería es medicalizada, hegemónica y no centrada en las mujeres porque no puede estarlo.
La partería es para y con las mujeres y cuando empecemos a entender, encuerpar y vivir ese significado, habremos dado pasos hacia un cambio profundo. Cuando tengamos una partera para cada mujer, habremos dado pasos. Cuando tengamos tiempo para los procesos de cada mujer, habremos dado pasos. Cuando tengamos respeto para la vida y la salud de las mujeres, habremos dado pasos.

Sea este nuevo año y este pequeño pero fogoso escrito una contribución y una oportunidad para dar esos pasos.
*BIBLIOGRAFÍA* Siempre leo mucho pero para este artículo investigué más sobre la enfermería, sobre su historia, sobre la medicina "moderna", sobre la partería y las relaciones entre las tres. Si quieren más info, dénse:
Brujas, Parteras y Enfermeras - una historia de sanadoras femeninas, Barbara Ehrenreich/Deirde English
Male appropriation and medicalization of childbirth: an historical analysis , Heather A. Cahill
Gender and Power: Nurses and Doctors in Canada, Barbara Zelek/Susan P. Phillips
Estadísticas de violencia contra las mujeres en México - INMUJERES
Caliban y la Bruja - Mujeres, Cuerpo y Acumulación originaria, Silvia Federici
Deliver me from Pain - Anesthesia and Birth in America, Jacqueline H. Wolf
Reading Birth and Death - A history of Obstetric Thinking, Jo Murphy-Lawless