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El parto en casa y los hombres

Hablando de la presencia de hombres (que son en general las parejas de las mujeres) en el parto en casa, una querida amiga y terapeuta me dijo que sería interesante escribir sobre eso. Yo contesté que sí, que llevo todos los días de mi vida de partera pensando en que saldría un libro del tema.



Discutir la presencia de los hombres en el parto en casa es complejo. El parto en casa de por sí es un asunto difícil de hablar en una sociedad que no le importan las mujeres y mucho menos sus procesos y su salud. Es un tema difícil porque nos confronta con la responsabilidad, con la autonomía, con la incertidumbre. Cuando las mujeres deciden parir en casa, son cuestionadas, criticadas, burladas. Se les reprocha ser irresponsables, locas, caprichosas. Se asume que no les importa su salud ni la de su bebé. En general, lo contrario suele ser el caso, las mujeres que paren en casa han leído, se han informado, se han cuestionado, han comparado y han tomado una decisión. Yo no he visto mujer despreocupada con su salud o la de su bebé, despreocupada con riesgos o tomando a la ligera las implicaciones de sus decisiones. Pero esa parte pasa sin ser vista por la sociedad que critica a esas mujeres. Sus deseos son subordinados a las opiniones de todas las demás personas, jamás se le piensa como protagonista de su vida o mínimo, de su parto. Entonces partiendo de que nos movemos en un contexto patriarcal, los deseos de las mujeres suelen ser los que menos visibilidad e importancia tienen.


El modelo de partería pone a la mujer en el centro y entonces va en contra de lo que las mujeres escuchan durante toda su vida y en todas partes (que ellas no importan, que piensen en su bebé, etc). Las parteras trabajamos con las mujeres en un proceso de co responsabilidad donde ellas pueden tomar decisiones informadas; decisiones que sean las mejores para ellas.

Hasta hace unos 200 años, no había mucha costumbre de tener hombres presentes en un parto, ni como marido ni como médico; el parto era asunto de mujeres en la mayoría de culturas y países. Con la creación de la obstetricia y la introducción de hombres médicos al espacio del parto, eso empezó a cambiar. Procesos de cuerpos femeninos cambiaron de repente a ser conducidos, controlados y obstruidos en muchos casos por hombres. Al principio de los hospitales, familias enteras estaban al lado de la mujer hospitalizada (pueden leer más al respecto en este fantástico libro) pero con el paso del tiempo eso cambió y ahora en México las mujeres están solas al parir en el hospital, sobre todo en el sistema público.

Desde hace unas décadas hay una exigencia en el mundo entero de permitir y fomentar la presencia de padres en los espacios donde las mujeres dan a luz y en muchos países ya es lo usual. Es resultado de una lucha sobre todo de mujeres usuarias y sus parejas hombres. Y en México, una de las razones que dan muchas mujeres cuando se les pregunta de por qué un parto en casa es que desean que su pareja hombre esté presente y en el hospital no está permitido. En mi propia experiencia como partera, la mayoría de las mujeres quieren la presencia de su pareja hombre, lo quieren involucrar y quieren vivir el embarazo, parto y posparto con él.


El parto es un proceso que fluye cuando hay ausencia de adrenalina y cuando la mujer se siente segura, tranquila y confiada. Muchas suelen sentirse así con su pareja pero muchas parejas no se sienten así frente al parto y menos frente al parto en casa. Dudan del proceso, dudan de la seguridad, dudan de la partera, dudan de su propia capacidad de acompañar. Muchos de los hombres que yo he visto, están de acuerdo con el parto en casa porque "yo respeto la decisión de mi mujer" - hasta que están en ese parto. Hasta que les toca un parto de 45 horas. Hasta que les toca desvelarse. Hasta que les toca soltar el control. Hasta que les toca confiar en su pareja. Hasta que les toca confiar en el proceso. Hasta que les toca confrontarse con el hecho de que no pueden hacer nada. Hasta que les toca solo estar. Hasta que les toca saber que el parto no es su proceso.


En el hospital muchos se sienten más seguros. Sienten que pueden "dejar a su mujer en manos de alguien", sienten que no se tienen que involucrar con la parte explosiva del parto, sienten que alguien tiene el control (ese alguien suele ser un hombre y médico) y sienten que no hay riesgos. Una vez un hombre me dijo "es que me preocupa el parto en casa, me entiendes, yo estoy preocupado por mi mujer y por mi bebé" - como si yo, como partera y ella, como mujer responsable de su cuerpo y su bebé no lo estuviéramos. Abogamos por la opción del parto en casa justo porque conocemos los riesgos de un parto medicalizado, de una cesárea innecesaria, de un modelo que no pone a la mujer en el centro.


Cuando los hombres están convencidos del parto en casa y se dan la oportunidad de confiar en los procesos de sus parejas y en el parto y se entregan a estar, su presencia puede ser maravillosa, sostiene, apoya y es parte del éxito del proceso. Cuando no, su presencia puede causar un traslado al hospital - antes o durante el parto. Yo y muchas colegas parteras con las que he hablado para este post hemos visto ese escenario innumerables veces: ella quiere un parto en casa, él tiene miedo/no está convencido/no quiere y ella, por conciliar/porque siente que es decisión en pareja/porque quiere su apoyo/porque no se siente segura sin él/porqueloqueustedesquieran cede y tiene su parto/cesárea en hospital con médico. Durante el parto puede suceder lo mismo. Las mujeres están en trabajo de parto, contracciones, dolor, sangre, desesperación, concentración, gritos, dolor, ilusión, frustración, dolor, líquido amniótico, dolor - y hombres que en vez de entregarse a su pareja, se entregan a sus nervios.

"Cuánto falta? Le duele mucho, le puedes dar algo? La bebé está bien después de tantas horas? Cuánto falta? Mi mamá es enfermera y dice que tantas horas no es normal. Cómo sabemos que ya? Cuánto falta?" Todas preguntas entendibles que respondemos las parteras. Pero nuestro trabajo principal es para con la mujer y responder preguntas que ya respondimos en general en las consultas a las que él a veces no venía, lo entorpece. Nuestro trabajo no es prevenir un desmayo del marido. Nuestro trabajo es apoyar a crear un ambiente óptimo para que la mujer pueda parir y a veces el hombre no es parte de ese ambiente óptimo. Hay traslados que suceden porque el parto es muy largo y el hombre está desesperado, la familia más extensa también, por añadidura la mujer, el parto no avanza y nos vamos por una cesárea para ya ponerle fin a la agonía.

Cuando hay un desacuerdo tan profundo desde el comienzo, desde el "como parir", todo está preparado para crisis de pareja posparto y/o más adelante. Mujeres que se dan cuenta que su pareja hombre no las apoya en algo tan trascendental como lo es la elección de la manera de parir a su bebé, se dan cuenta que no las apoyará en muchas otras cosas y es desolador verle a los ojos a esa realidad. Tal vez también sea un momento de luz y de abrir los ojos y darse cuenta de que su pareja no es lo que esperaban y mejor se separan pero suele ser duro hacerlo en posparto/embarazada/esperando a la tercera. En mi experiencia pocas mujeres lo hacen.


A todo esto viene entonces la pregunta, ¿quién decide sobre este proceso? Quién tiene la útima palabra cuando se trata de los procesos que pasan en el cuerpo de las mujeres? Quién manda cuando hay que tomar decisiones sobre procesos reproductivos? Y como en todo lo que atañe a la vida, el cuerpo y la sexualidad de las mujeres, quienes toman decisiones suelen ser los hombres. Hablando con otras mujeres sobre el tema, tanto en mis consultas como en mi facebook (pueden leer el hilo aquí), muchas dicen que están dispuestas a discutir con su pareja hombre y tratar de convencerlo y hablar de por qué quieren parir en casa. Y muchas se ven muy conflictuadas cuando él no está de acuerdo. He visto y leído a pocas mujeres que sin más le anuncian a su pareja hombre que parirán en casa, con o sin él.


Cuando él está renuente pero "respeto las decisiones de mi mujer" y el parto es de menos de 24 horas y todo sale bien (por lo cual la sociedad entiende mujer viva, bebé viva), la mayoría de hombres suelen estar encantados. Después se vuelven promotores del parto en casa, le cuentan a la gente lo buena opción que es, lo bello que fue recibir a su bebé y lo mucho que les hará bien como familia. Y eso es fantástico, no me malentiendan. Cuando él está renuente pero "respeto las decisiones de mi mujer" y el parto dura 40 horas y termina en traslado por agotamiento materno o el parto termina en traslado de bebé por dificultades respiratorias, entonces "ya ves? Tú querías tu parto en casa y ahora tuvimos que ir al hospital de todos modos". Muchos hombres quieren ser tomados en cuenta para la toma de decisiones o quieren ser quien las toma. Muchas mujeres quieren tomar en cuenta a sus parejas hombres para la toma de decisiones. Pero la responsabilidad de resultados adversos cae sobre ellas. Siempre.


Los procesos son de las mujeres, los cuerpos son de las mujeres, las intervenciones se hacen en los cuerpos de las mujeres, las consecuencias físicas y emocionales de lo que pase en el embarazo, parto y posparto las viven las mujeres. Sí, los hombres participan de esos embarazos pero donde ocurre todo es en el cuerpo de las mujeres.

Los hombres harían bien en dar un paso para atrás. Escuchar. Callarse. Estar atentos. Interesarse. Reflexionar. Sostener. Trabajarse. Cuestionarse. Estar presentes. Confiar.


La decisión de como parir no es de ellos. La decisión de apoyar el parto de sus parejas sí. Así como las mujeres han hecho mucho trabajo informándose, creando círculos posparto y redes en el embarazo, leyendo libros, escribiendo libros, abriendo espacios de contención, exigiendo modelos de atención digna, los hombres también pueden hacer lo mismo entre ellos y para con sus parejas. Les tocará a ellos hacer este trabajo que las mujeres llevan (llevamos) décadas desarrollando. Ellos tienen todo un sistema a su entero favor, privilegios y recursos. Y hay padres que están empezando.


Pero quien elige no hacerlo, entonces que mínimo no entorpezca los procesos de las mujeres. Como dicen, mucho ayuda quien no estorba.































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